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El amor a la clínica: La perspectiva ética en la consulta de Terapia Floral Integrativa, por Susana Veilati

En la consulta privada de Terapia Floral Integrativa se establecen límites, un encuadre necesario para que se produzca el cambio terapéutico: el giro del paciente hacia la libertad de elegir y hacerse responsable de sí mismo. Esto es producto de lo que paciente y terapeuta floral conversan terapéuticamente y lo que resulta de ello: acciones más saludables y una fórmula de esencias florales para beber. Por esto el paciente paga unos honorarios, dedica un tiempo, y espera un comportamiento terapéutico ético. Veamos pues qué es la colocación de los límites en nuestra consulta privada y hagamos algunas puntualizaciones acerca de la ética de un Terapeuta floral Integrativo, entendiendo por ética no un código de normas, sino más bien una perspectiva desde la que reflexionar (Savater, 1998) sobre la práctica de nuestro particular oficio floral. El amor por la clínica pasa por el respeto a una ética.

Lo que diré a continuación es la 2ª parte del siguiente trabajo que fue publicado en el boletín de Seflor nº 13: Encuadre de la consulta floral integrativa: Espacio, tiempo y honorarios en el ejercicio terapéutico floral privado (Veilati, 2005). Os remito a dicho escrito, para abundar en cuestiones tan interesantes como el tiempo que dedicamos a cada consulta, cómo tratar las ausencias y retrasos de los pacientes, y la cuestión de los honorarios.

La terapia floral Integrativa nace de la resolución creativa de un conflicto personal con la terapia floral. La terapia floral dice que las esencias florales son simples. Pero si las esencias florales son simples, los pacientes -y lo terapeutas florales- no lo son. Desde esta idea es que intenté impulsar que el Terapeuta floral se preparara profesional y humanamente para esa complejidad incluyendo en su formación el aprendizaje de un modo de conversar terapéutico, la terapia personal y la supervisión.

Poco éxito tuve con tal insistencia… así es que dejé de irritarme por esta contrariedad y pensé en una salida creativa: nombrar un modo diferente de hacer terapia floral.

Así nació la TFI que promueve que el terapeuta floral -orientado hacia la atención privada de pacientes, que prefiere la conversación terapéutica como vía de acceso a las esencias florales así como el modo continuado y pautado de encuentros con su paciente- se prepare de una forma distinta a la de aquel terapeuta floral que tiene diferente motivación.

Pero cuando se nombra algo nuevo hay que darle contenido, palabras que lo rellenen. Y una buena manera de continuar con este ir diciendo lo que es la Terapia Floral Integrativa, es hablar del amor en el marco de su práctica, pero no sin antes aclarar, que el amor es un modo respetuoso de relación y que el amor por la clínica floral comienza con -y continúa por- el respeto a una ética.

La ética es un consenso social respecto a lo que se considera bueno y malo. Ha sido y es motivo de preocupación y debate en los círculos terapéuticos de todo tipo. En la terapia floral también.

La práctica y el entrenamiento de terapeutas florales deben apegarse a estándares éticos elevados y coherentes con principios y obligaciones profesionales hacia los pacientes y el público en general.

A la TFI le interesa poder garantizar una calidad que contraste con las prácticas que ofrecen soluciones rápidas, mágicas y poco eficientes a largo plazo.

Estas garantías éticas de la TFI son:

  • La definición de lo qué es la TFI.
  • La enunciación de las corrientes terapéuticas florales que integra, así como lo que de ellas incorpora a su práctica conformando una clínica diferenciada.
  • Una formación profesional adecuada a la responsabilidad que conlleva tratar a otra persona, sentimiento de responsabilidad que aumenta en la medida que reconocemos la facilidad de todo ser humano para cometer atropellos éticos, estéticos y fallas técnicas.
  • La incorporación a su formación y práctica profesional de dos prácticas gracias a las cuales es posible reconocer y modificar las fallas éticas, estéticas y técnicas: la terapia floral personal y la supervisión del trabajo clínico.

Qué es la TFI

La TFI entiende que el ser humano puede ser escuchado y recogido floralmente en toda su complejidad y registros: cuerpo, emociones, mente, vínculos familiares, sociales, medioambientales, y algo más que pugna por emerger que llamaremos "perspectiva transpersonal" que es la desaparición del dualismo sujeto-objeto.

La Terapia Floral Integrativa (TFI) es una forma particular y diferenciada de llevar a cabo la terapia floral. Integra en su teoría, formación y clínica pensamientos y prácticas de las corrientes florales clínicas históricas. Veamos cuáles son y qué nos interesa de cada una de ellas:

Las corrientes florales clínicas históricas que nos interesan son:

  • La terapia floral de Bach.
  • La terapia floral derivada de la medicina
  • La terapia floral derivada de la psicología y la psiquiatría

Y a estas tres quiero agregar otras dos perspectivas que la TFI suma a su quehacer clínico:

  • La terapia floral derivada de la consideración social y medioambiental
  • La terapia floral transpersonal.

Por razones de tiempo desarrollaré las tres primeras. La 5ª está enunciada en mi libro "Tratado completo de terapia floral" y la 4ª quedará apenas sugerida.

Veamos lo que incorporamos de :

La terapia floral de Bach

Enunciaré los conceptos básicos que nos parecen importantes:

  • Primacía de la verdad del alma sobre la personalidad
  • Perseverancia en el conocimiento del propósito del alma
  • Corrección de las faltas que son origen de la enfermedad
  • Enfermedad que señala un defecto (una pasión)
  • Defecto que se erradica con:
    • La esencia floral que desarrolla la virtud opuesta a la pasión.
    • La acción terapéutica que Bach llama "…abrir los ojos al que padece e iluminar la razón de su existencia".

Esencia floral y palabras, ambas abren los ojos e iluminan el despliegue de la virtud y nos envían al "justo medio" de Aristóteles que dice "Una buena disposición es la que equidista entre el exceso y el defecto".

Incorporamos además las indicaciones de Bach respecto a la actitud del terapeuta, a saber:

  • "…que suprimamos de nuestra naturaleza nuestros propios defectos para estar en condiciones de ayudar a otros".
  • "Estudiar profundamente las leyes que rigen a la humanidad y a la propia naturaleza humana [la del terapeuta floral] de forma que puede reconocer en todos los que a él acudan los elementos que causan el conflicto entre el alma y la personalidad".
  • Y la recomendación de que cada caso requerirá de un cuidadoso estudio"

Por otra parte, apostamos, como el Dr. Bach, por el desarrollo de una terapia floral que esté en manos de terapeutas florales vocacionales, alejada de los peligrosos dogmas "…de los ortodoxos" (Bach, 1980). E incorporamos a todas y cada una de sus 38 esencias florales y a muchas otras de sucesivos elaboradores.

La terapia floral derivada de la medicina

Entendemos, como Bach, que el cuerpo también es "…la materialización de las cualidades de la conciencia" (Bach, 1980). El cuerpo del paciente narra una historia filogenética y ontológica, generacional y particular, biológica y mental, y por lo tanto susceptible de ser traducida en esencias florales; aunque también creemos que el cuerpo tiene misterios que aun desconocemos y que la enfermedad puede tener otros orígenes además del mental (genético, medioambiente, social).

Pero, cierto es, que pasiones como el orgullo, la crueldad, el odio, el egoísmo, la ignorancia, la inestabilidad y la codicia, dice Bach, "…precipitan en el cuerpo los resultados perjudiciales que conocemos como enfermedad…" (Bach, 1980) Si el cuerpo es nido de pasiones, nos interesa una terapia floral que relance la pasión -que es ignorancia- a la conciencia de sí mismo del paciente. Que lo que sucede en el cuerpo pueda ser finalmente incorporado al saber de sí.

Pero ¿Cómo saber cuáles pasiones anidan en un reflujo gástrico, una inflamación, un mareo? ¿Será posible, como hizo Bach con el electricista, interpretar los síntomas orgánicos en términos de esencias florales de modo que señalen el exceso o el defecto que los han promovido?... Tal es la razón por la que incorporamos a la TFI el desarrollo terapéutico del médico Ricardo Orozco; me refiero a los Patrones transpersonales que nos ayudan a pensar en lo que afecta al paciente desde un mínimo: el síntoma físico.

Me explico: el cuerpo padece un síntoma (INFLAMACIÓN) que puede ser interpretado en términos de un patrón transpersonal (SOBREEXPRESIÓN), éste remite a una esencia (VERBENA) y ésta a su vez señala un "defecto a erradicar" y "la Virtud a desarrollar" (VEHEMENCIA/TOLERANCIA) Es la tensión entre la personalidad vehemente y la tolerancia que señala el alma, lo que pensamos está en el cuerpo del paciente. Esto nos lo indica el síntoma INFLAMACION.

Hasta aquí, uno da la esencia Vervain y espera que opere… Pero no nos olvidemos que Bach considera que toda curación debe ir acompañada de sabios consejos que iluminen la razón del paciente… percataciones, nuevos sentidos… palabras, en definitiva, que se producen en el marco de una conversación terapéutica. Será interesante favorecer una conversación en la línea de Vervain con este hipotético paciente portador del síntoma inflamación.

Una de las utilidades de la asociación síntoma orgánico/PT es que nos señala hacia una o varias dimensiones afectivas presentes en el síntoma somático. Cada esencia floral da cuenta de una dimensión afectiva, una representación básica que bajo la forma de una narración describe una tonalidad e intensidad emotiva que impregna inclinaciones, experiencias, pensamientos, ideas y valores, estados de ánimo. Desde el P.T. es posible comenzar a preguntarnos por el individuo que desarrolló esta inflamación que es una "Sobreexpresión" Vervain, una representación básica del binomio vehemencia y tolerancia que Bach narra así: "Los que tienen principios e ideas fijas, que están seguros de tener razón y que cambian rara vez. Desean vehementemente convertir a sus opiniones a cuantos les rodean. Tienen una gran fuerza de voluntad y mucho valor cuando están convencidos de las cosas que quieren enseñar. En la enfermedad se debaten cuando otros ya lo habrían abandonado todo.".

Favorecer una conversación en la línea de Vervain, decíamos más arriba. Rellenar con palabras la tensión orgánica "inflamación" a efectos pueda circular desde el cuerpo hacia la conciencia. Esto es posible porque el sustantivo "inflamación" nos ha conducido hacia otras palabras que abren a nuevos espacios narrativos: sobreexpresión, vehemencia y tolerancia. Hemos pasado del cuerpo a la mente, de la carne al mundo de los afectos. Un mejor lugar porque permite un discurso que habrá que provocar en el paciente pero que ya no resultará tan difícil puesto que tenemos una guía: la representación básica Vervain. Un estilo afectivo que como otros de los 39 señalados por Bach, tiene una historia con todos sus elementos: personajes en un tiempo y un lugar, una trama que encierra un sentido, sentido que hace espacio a impulsos, emociones, sentimientos, motivaciones, ideas, valores, y un conjunto de acciones…. Pero ¿cómo provocar tal decir en el paciente? Con preguntas que se hace el terapeuta floral respecto a su paciente: Por ejemplo: ¿Cuál será la historia familiar y particular de la vehemencia y tolerancia en esta persona? ¿En qué áreas de su existencia está actuando este patrón desmesurado, por presencia o por ausencia, además de en su cuerpo? Y las más obvias… ¿Qué cosas le entusiasman? ¿Cuáles ha podido desplegar y cuáles no? ¿Cómo se apasiona en sus proyectos, en el amor y la amistad? ¿Cómo expone sus ideas, pensamientos y creencias?¿Ensancha su capacidad de afirmación de sí o solo se inflama entre la piel y los músculos? En definitiva, ¿cómo expresa, inhibe, complementa o contrarresta estos términos del binomio vehemencia/tolerancia además de imprimirlos en su anatomía? Estoy intentando mostrarles cómo a partir de un mínimo, el PT, es posible desplegar víasde conversación que son líneas de transformación del defecto en virtud.

Se trata entonces de permitir que se produzca una reflexión de sí con el paciente a partir de un síntoma físico de modo que lo que está en el cuerpo como síntoma pueda pasar a la conciencia y desencadenar nuevas acciones, sentimientos, ideas y pensamientos que "…iluminen la razón de su existencia" (Bach, 1980).

Pensar sobre las pasiones en el cuerpo del paciente, abre a nuevas preguntas, enriquece la conversación con el paciente, facilita la extensión por su historia, y permite que emerjan esencias florales hasta ahora inadvertidas e imprescindibles. El tratamiento gana en complejidad, interés y efectividad.

Podéis ampliar este procedimiento completo si consultáis en el Archivo de Florinautas, el foro de Seflor en la red (www.seflor.org) o en la web www.susanaveilati.com el archivo "Respecto a un caso de reflujo gástrico" (Veilati, 2005).

La terapia floral derivada de la psicología y la psiquiatría

De la psicoterapia (o mejor dicho: de la filosofía) privilegiamos el método de la conversación a otros procedimientos de diagnóstico y tratamiento, la terapia personal y la supervisión.En nuestro caso en particular: la terapia floral personal del TFI y la supervisión clínica floral de su actividad profesional.

La conversación terapéutica no es novedad en la terapia floral, Bach fue el primero en utilizarla. Hoy podríamos abundar en similitudes y distinciones entre la conversación terapéutica propia de la TFI respecto a la conversación en otros estilos psicoterapéuticos, pero no puedo extenderme aquí. Hay una primera aproximación a esto en el artículo del Boletín de Seflor al que he hecho referencia.

Ahora bien, el entrenamiento en la práctica de la conversación terapéutica aplicada a la terapia floral, la terapia floral integrativa personal y la supervisión de la práctica profesional son columnas fundamentales de lo que diré es el respeto a la ética por parte del TFI. Responden a la pregunta por la coherencia entre lo que uno piensa, dice y desarrolla profesionalmente. Me referiré a la terapia personal y a la supervisión:

Respecto a la experiencia como paciente de terapia floral individual. Aquí la pregunta es: cómo sentarse a escuchar y a pensar en un paciente y en su tratamiento floral asertivo, si uno no ha sido escuchado y pensado por un TF? ¿Cómo acompañar al paciente por el sufrimiento de la ignorancia de sí mismo si no se ha emprendido viaje similar? Sin embargo, hay terapeutas florales, la mayoría, para quienes pasa desapercibido esto que es una obviedad para cualquier profesional de otras escuelas terapéuticas. A esto llamo una falla ética, de las más graves. Desafortunadamente es una falla muy extendida entre los terapeutas florales. Las escuelas de terapia floral debemos comprometernos aun más en la exigencia de este punto que, junto con la formación adecuada y la supervisión, constituyen las únicas garantías de calidad que podemos ofrecer al paciente floral. La Terapia Floral Integrativa va cerrando filas alrededor de estos criterios éticos, cada vez más.

Respecto a la supervisión profesional de su trabajo. Es complejo escuchar, ello implica ser perturbado por diversidad de historias, de sucesos dramáticos, enfermedades, separaciones, intereses, valores y proyectos siempre distintos y particulares, sexualidad, infidelidad, muerte... Es frecuente el desconcierto en el terapeuta, no sabe cómo continuar o qué decir, aparecen prejuicios, falta de curiosidad, de empatía o núcleos de identificación con el paciente en temas que el terapeuta floral tampoco ha pensado acerca de sí. La supervisión, que no substituye a la terapia personal o a la correcta formación, capacita al terapeuta floral a tomarse a sí mismo como objeto de su observación y reflexión continua y permite evidenciar y reorientar esos obstáculos a la escucha facilitando ideas y esencias florales adecuadas a la dificultad de paciente y el terapeuta floral. En definitiva, se aprende a salir creativamente de los despistes mientras se está un espacio de actualización permanente e intercambio con otros colegas. No supervisar, especialmente el principiante, pero sin excluir al terapeuta avanzado, es un una falla ética.

Las fallas éticas

Vemos que hablar de ética es decir algo sobre lo que no es ético, algo que hasta el momento hemos enmarcado en: falta de formación, de terapia floral personal y supervisión. Continuemos evidenciando acciones no éticas comunes a esta práctica, no sin antes comentar que poca es la gente que las comete por maldad, sino más bien por desconocimiento, falta de formación, de terapia personal y revisión constante del propio trabajo clínico. Pero que no sirva lo anterior como disculpa sino que sea una alerta ante lo que Bach llama el peligro de la ignorancia. Ignorancia que puede ser definida como el conjunto de defensas que el sujeto (en este caso el terapeuta floral) interpone entre sí y su terapia floral personal, y que son: el orgullo, que le impide admitir sus defectos; fantasías omnipotentes y de superioridad respecto a que con su habilidad podrá llegar a dominar cualquier cosa; resistencias a la intimidad, proximidad, continuidad y compromiso que dificultan la creación y sostenimiento de un vínculo terapéutico; fantasías de dependencia de su terapeuta; duda de que pueda hacerse algo positivo por él; trivialidad, en el sentido de núcleos de frivolidad que lo empujan a exigir una máxima cuota de libertad y permisividad, una adolescencia demasiado prolongada.

Este conjunto de defensas que los terapeutas florales llamamos, como Bach: "ignorancia de la personalidad respecto de los dictados del alma" que suele ir acompañada, lamentablemente, de una débil disposición por parte del terapeuta floral a tratarla, afecta la relación con sus pacientes y por lo tanto el progreso de estos últimos.

Veamos algunas de las formas que este oscurecimiento de sí suele adoptar en la consulta privada del terapeuta floral. Enlacemos a esencias florales estas fallas para verlas, y vernos, con mayor definición. Hablaré de 5 fallas éticas y una técnica; no son las únicas sino las que hoy desarrollaré:

  • La falla ética Vervain
  • La falla ética Vine
  • La falla ética Rock Water/Beech
  • La falla ética Chicory
  • La falla ética Heather
  • La falla técnica Impatiens
La falla ética Vervain: Fundamentalismo e imposición de valores propios al paciente.

El Vervain positivo sabe que no sabe, así es que abre espacios para aprender de sí, es dueño de sus ideas pero no está poseído por ellas (Octavio Paz, 1995). Es curioso, se entusiasma con cualquier narración, incluso la más trivial e insignificante. El terapeuta cae en el estado Vervain negativo cuando cree saber lo que es mejor para el paciente, intenta convencerlo, se indigna cuando no obtiene el consentimiento del paciente para una acción, y renueva su pasión convencedora cuando el paciente no ha hecho "lo convenido". El terapeuta cae en estados Vervain negativos cuando pierde la neutralidad ante decisiones del paciente que son contrarias a su propio sistema de valores y creencias que da por buenos para sí y para su paciente. El terapeuta desarrolla los aspectos positivos de Vervain al respetar las opiniones de sus pacientes que se basan en una historia y contexto propios y diferenciados.

La falla ética Vine: falta de respeto por la voluntad del paciente

El terapeuta floral tiene una posición privilegiada respecto a su paciente, es un personaje importante en la vida emocional del paciente; habremos de evitar abusos y transgresiones que dicha posición de poder favorece.

Seamos conscientes a continuación de los modos en que podemos caer en estados negativos Vine al ejercer intimidación sobre los pacientes: a través de diagnósticos, pronósticos, confrontación, estimulando unas partes de la narración del paciente y reprimiendo otras, usando un lenguaje inapropiado, siendo crueles en las observaciones, utilizando al paciente con fines personales, pidiéndole favores, faltos de compasión, seducción sexual, incorrecto manejo del tiempo y los honorarios. Esta profesión pide una bondad elemental de la que nunca se tiene suficiente.

La falla ética Rock Water/Beech: la formulación de juicios de valor y estéticos

Juzgar es emitir sentencia. La sentencia es apropiada para los tribunales, pero en el marco terapéutico denota la dificultad del terapeuta floral para tratar con lo diferente, cuestión imprescindible a la hora de asistir al paciente en el reconocimiento de los dictados de su alma. Alma que no es la del terapeuta floral, sino otra, distinta, y que bien refleja la expresión "Yo no soy tu; veamos quién eres".

El terapeuta cae en estados negativos Rock Water/Beech cuando se ofrece como ejemplo al paciente, cuando dice qué es bello y feo, bueno y malo, verdadero y falso; cuando no acepta que la ambigüedad y la contradicción están presentes en toda la experiencia del paciente y le solicita comportamientos coherentes, lógicos, normales y se alarma porque el paciente "No se abre" "No produce material" "No profundiza" En fin, el terapeuta no se deja modificar por lo que el paciente dice, quiere que el paciente diga otra cosa, es decir, no puede trabajar con lo que hay… se pone durito.

La falla ética Chicory: la maternalización del rol terapéutico floral

La relación terapéutica floral tiene mucho de lo mejor de Chicory: escuchamos el padecimiento del paciente, conversamos con él sus dificultades procurando descubrir nuevos sentidos además damos una fórmula floral que será extensión del vínculo terapéutico y tranquilizará su angustia. La terapia floral es generosa.

La expresión terapéutica positiva de rasgos Chicory es el maternaje terapéutico:

Facilidad para despertar en el paciente la confianza básica en el vínculo terapéutico a fin de que elabore su sufrimiento.

Cuidado genuino y amistoso

Pero tener lo mejor de una esencia floral implica que lo peor acecha que en el caso de Chicory es la maternalización de la relación terapéutica floral, veámoslo.

El terapeuta floral cae en la maternalización Chicory cuando trata al paciente como a un niño de pocos años, lo consuela, lo mima, abraza y acaricia, le aconseja, lo consiente, lo protege tratando de preservar sus relaciones e incluso lo "salva" de sus propias e inmaduras decisiones, lo reprende y culpabiliza cuando no cumple con sus expectativas, le muestra cuan experto es y cuanto lo necesita el paciente, programa las sesiones: lo que dirá, preguntará, cómo lo sentará, qué trabajaran esa sesión: una visualización, una relajación (esto es una falla técnica). Publica o expone cartas de agradecimiento por parte de sus pacientes donde muestra lo bien que lo hace (esto es una falla estética).

El terapeuta cae en estados negativos Chicory cuando tiene sentimientos de ser muy importante en la vida del paciente, la convicción de tener prerrogativas o privilegios sobre él, como si el paciente fuera una extensión del terapeuta así es que rechaza cualquier intento de liberación por parte de él.

La falla ética Heather: incontinencia de la soledad y angustia de la actividad terapéutica floral

La nuestra es una profesión solidaria pero solitaria que nos mantiene a diario en contacto con el peso del amor, el odio, el sufrimiento y la enfermedad de nuestros pacientes. Difícil es que no aparezca la tensión psíquica en el terapeuta floral. Esto lo lleva a buscar un confidente próximo para compartir su angustia.

El marido, los amigos, no pueden ser los interlocutores de las dificultades del terapeuta floral con sus pacientes. Cuando ello sucede es indicio de que se necesita terapia floral personal y supervisión profesional a efectos de descubrir y colocar esencias en donde el terapeuta floral se ha identificado con su paciente. El terapeuta floral cae en estados negativos Heather cuando no está garantizando el mantenimiento del pacto de secreto con el paciente, la confidencialidad. Un criterio para hablar de los pacientes es hacerlo como si ellos estuvieran presentes en el marco de una supervisión profesional grupal o individual.

Otros estados negativos Heather son la revelación de emociones íntimas o sexuales del terapeuta al paciente, la extralimitación de confidencias, la extensión de las consultas en el tiempo (no se respeta el horario prefijado y se llega a estar dos horas o más con un paciente), o que el terapeuta floral y paciente sostengan intercambios sociales permanentes. No es aconsejable una distancia impenetrable tipo Water Violet, se pierde empatía; pero tampoco la incontinencia verbal o actitudinal propias de focos Heather no resueltos. Se pierde capacidad de escucha.

Impatiens, la prisa por obtener resultados

La actitud terapéutica positiva de Impatiens es la velocidad para pensar ideas y establecer asociaciones respecto a la vida del paciente y a las esencias florales así como intervenir concisa y brevemente desde donde no lo espera el paciente provocando asombro y curiosidad, que es decir interés. El terapeuta floral cae en estados negativos Impatiens cuando pretende que el paciente confíe, se exprese con mayor libertad, recuerde, profundice o se extienda sobre aspectos de sí en los primeros tiempos del tratamiento floral. El paciente recurre a nuestra consulta justamente porque es esto lo que no puede gestionar. Que el paciente "se abra" sería un buen deseo si nuestra práctica fuera la de la confesión, algo propio de sacerdotes o policías. El sujeto confiesa lo que le pesa y lo descarga en la comisaría o el confesionario; se ha abierto. Pero regresa al mes siguiente por una nueva penitencia para el mismo tropiezo. Nuestro objetivo es que no repita, no por la vía de la expiación o la condena, sino por la del saber de sí… Esto lleva tiempo. La prisa denota impaciencia terapéutica, falta de memoria respecto al tiempo que a uno mismo le ha llevado darse cuenta de sí (si se ha tomado ese tiempo), así como un modo literal, es decir, convencional, de entender la actividad terapéutica más como un proyecto de arqueología del paciente que como una narración que desencadenar. El terapeuta floral reduce así su foco a la búsqueda de la causa, como un eslabón perdido que hay que encontrar para que el estado actual del individuo tenga explicación. Esto está bien para el paleontólogo pero no para el terapeuta floral. Se trata de una falla técnica, denota, como mínimo, falta de formación, una confusión entre verdad histórica y verdad narrada. Lo primero es lo que sucedió, lo segundo es cómo le afectó al paciente. Nunca coinciden.

Hasta aquí he expuesto algunos núcleos poco concienciados por el terapeuta floral que facilitan su deslizamiento hacia fallas técnicas, actitudes no éticas o poco estéticas.

Estos desbordes egocéntricos que gratifican necesidades de poder y grandiosidad del terapeuta floral pero que sin embargo lo dejan desbordado, cansado… y sin pacientes; estos excesos narcisistas presentes en todos los seres humanos en distinta medida, bajo diferentes formas; solo pueden elaborarse apropiadamente en la terapia floral personal y en la supervisión de nuestro trabajo. No reconocer esta ceguera respecto a los propios fallos y por lo tanto la necesidad de conversarlos con un terapeuta cualificado, es negar el mismísimo lugar terapéutico que deseamos ocupar. Como si dijéramos "la terapia floral vale pero solo si otros son los pacientes" Si el amor a la clínica puede ser definido como el establecimiento de un modo respetuoso de relación, estos desatinos éticos paridos por el orgullo y la ignorancia de los que habla Bach, merecen toda nuestra atención.

La terapia floral derivada de lo social y medioambiental

La terapia floral integrativa entiende que no es posible facilitar en el paciente la construcción de un proyecto autónomo de sí y la elaboración de un discurso personal que lo distinga, sin una constante reflexión que le permita diferenciarse del efecto de las instituciones (familia, escuela y matrimonio); ideología y discursos de poder (políticos, religiosos, económicos); y propaganda (moda y publicidad). Estoy diciendo que la sociedad enferma.

Animar a una posición crítica de lo social no es especificar qué debe ser criticado (tal cosa haría un terapeuta con núcleos Vervain sin elaborar) sino contribuir a desvelar cómo se generan en el paciente aquellos significados y verdades que cree auténticos, pensados por sí mismo… y que no son más que lecturas de los textos ideológicos (Manrique) producidos por la sociedad.

Estoy haciendo referencia al Nivel 4º de Wilber [Veilati, 1999]), y floralmente a:

  • Cerato: que en su versión defectuosa representa el descentramiento de sí a favor de la moda y la publicidad; el consumo trivial de distintas ideologías; y el saber entendido como la repetición de lo que otros dicen. Es la desorientación de la ignorancia; y la salida es saber de sí mismo.
  • Walnut: que no puede pensar sino lo que su grupo de pertenencia filtra como deseable. Es la aceptación sin cuestionamiento; y la salida es la diferenciación.
  • Centaury: lo peor de Centaury es el sometimiento a los modos de explotación propios de la sociedad capitalista: pobreza, violencia infantil y de género, abuso laboral, discriminación, drogadicción, alcoholismo. Es la sumisión sin salida; y la salida es la insumisión.

Quiero agregar que la práctica de labores voluntarias en el marco de las asociaciones de terapia floral es un gesto de intervención a favor de la no explotación. Dos quiera que prospere y crezca. La TFI incluye en su formación cierto número de horas de voluntariado.

La terapia floral derivada de lo transpersonal

La transpersonal, es decir, la terapia floral como vía regia para la percatación e identificación con los niveles sutiles de la existencia. (Niveles 6º y siguientes de Wilber [Veilati, 1999]) ha sido desarrollado en mi libro "Tratado completo de Terapia floral". En el "Apartado para profesionales de la terapia floral" establezco un primer puente entre la psicología transpersonal y la terapia floral. Remito a los interesados a esa fuente.

Por Susana Veilati,

Terapeuta Floral Integrativa.

Referencias:

  • Bach, E. La curación por las flores, Madrid, Edaf, 1980.
  • Bach, E. Bach por Bach, Buenos Aires, Continente, 1993.
  • Cavallé, M. La filosofía maestra de vida, Madrid, Aguilar, 2004
  • Manrique, R. La psicoterapia como conversación crítica, Libertarias/Prodhufi, 1994
  • Paz, O. Vislumbres de la India, México, Seix Barral, 1994
  • Savater, F. Despierta y lee, Buenos Aires, Alfaguara, 1998
  • Veilati, S. Tratado completo de terapia floral, Madrid, Edaf, 1999
  • Veilati, S. Encuadre de la consulta floral integrativa: Espacio, tiempo y honorarios en el ejercicio
  • terapéutico floral privado. Boletín 14, SEFLOR, 2005
  • Veilati, S. Respecto a un caso de reflujo gástrico, Revista SEDIBAC, 2005.
  • (Aristóteles Gran ética, Madrid, Sarpe, 1984)
  • Tal como Bach hizo en su conocido "caso del electricista" (Bach, 1993)

No estoy diciendo que así "se curará" sino que aprovechemos esta traducción de síntoma a esencia, que facilita el PT, para que el paciente se percate de esto que Bach llama " (descubrir) la naturaleza de la enfermedad… el tipo de acción que se ha emprendido contra la Ley Divina de Amor y Unidad".

Me refiero al arte mayéutico socrático. Dice el Diccionario de uso del español de María Moliner: "Arte de alumbrar el maestro en el discípulo nociones que éste poseía sin haber llegado a formulárselas" Diálogo que es filosófico solo si "…expulsa las enfermedades del alma" (Cavallé, 2004, citando a Epicuro).

Trato este punto en el artículo que menciono al principio de esta ponencia publicado en el boletín 15 de SEFLOR "Encuadre de la consulta floral integrativa: Espacio, tiempo y honorarios en el ejercicio terapéutico floral privado" (Veilati, 2005).

ENLACE a la web de Susana Veilati (ESCUELA ESPAÑOLA DE TERAPIA FLORAL): http://www.susanaveilati.com

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